Desde la cima de la torre puedo ver:

Colores, son los garabatos del viento.
De la tierra mojada nace el niño
con un reloj fuera del tiempo.
No indica la hora, indica momentos.
Un par de libros del corazón,
un fósforo que se enciende sin raspar,
un mate que se convida
y un pequeño ovillo de lana
que no tiene final...

Un sueño, al universo:

Invisibles círculos de colores
Que hacia el techo se elevan.
Cráneos rajados de poetas que sueñan desvelados…
De ahí mismo parten
Como globos de helio que se esfuman,
Como una idea que no se acaba,
Como el humo que se vuela.
Así es que dormido, lo vivo todo.
Imágenes que se fugan en puentes
Que no van de un extremo a otro.
Se escapan, se transforman,
No tienen gravedad.
Se elevan como vapor en frías noches.
Un código de amor que se entiende solamente,
Escuchando el sonido del silencio.
Lo que creo flota, y me abandona.
Lo creo y lo recreo,
Lo pienso y lo deshago cuantas veces lo prefiera.
Y me hago rico y todo tiene valor por fin,
Difícilmente intercambiable.
Lo traduzco, lo paso en limpio en mi cuaderno
Los círculos y las imágenes
Son la misma cosa.
Una geometría animal
Que forma tu cuerpo.
(La forma de ver el tiempo)
Siempre se va para arriba
Solo por eso despierto…

Para leer bajo un árbol: parte II

Los barcos y las corrientes del sur me llevan en un desfile de flotantes en ruinas, por el Paso del Noble.
Lleno de surcos y olas que no llegan a la playa, ahí donde va a morir la mirada en cruces sobre el horizonte.
Quisiera ver la mañana, vacía de inciertos, con una esperanza que renace en tu silueta continental y silvestre.
Salvajes, absurdas miradas de viento, y un alma que no sabe de que color brillar… la duda del tiempo que se hace imposible en la ciudad del cólera.
Creo en los días que vendrán después del último. Fracciones del mástil apuntando a la costa, los vivos reflejados en la espuma. Una pintura de sabia. La música de los ojos que se confunde entre el aire fresco.
Una visión del buen día… un augurio de esperanza de esta tierra que me espera.
Corazón de barro. Libertad de barco quieto. El sol me parte la cara, y me hace sonreír…

Rebeldes:

Los rebeldes, los que se manifiestan y no se quedan quietos, mirando.
Los que gritan la libertad, al viento, volando sus cabellos. Los difíciles de convencer, los incomprendidos, los que no se dejan mandar, los que silban melodías mientras caminan; los que se sacan las vendas y se hacen cargo. Los que saludan con buena intensión. Los que abrazan en el reencuentro y en la despedida. Quienes llegan a comprender las simples cosas, son los que miman sus almas con el contacto humano, por el solo hecho de crear “humanidad”.
Son quienes entienden la profundidad del juego de la vida, de la fórmula senoidal que todo lo equilibra. Los que escuchan a las personas y disfrutan, los que nunca cierran las persianas al sol. Los que juegan y no hacen trampa. Los que prometen y cumplen, por que no le han cumplido antes. Los que siguen aprendiendo. Los que mueren trabajando, los que nacen.
Por desgracia, los rebeldes no tienen NORTE. Por eso andan perdidos por las calles, vagando, buscando su camino y su lugar en el mundo, aunque de todas partes provengan. Pero a su vez, son el norte de los prejuiciosos, de los que callan y aceptan la mentira, de los que no lloran y de los que lo tienen todo, y nunca hicieron nada de corazón por nadie.
Esos intolerantes, los que miran a un costado ¡egoístas! los que no respetan, los que no aceptan las diferencias, que en realidad son: las que hacen la unión...
Los denuncio!! Ni siquiera saben, pedir perdón.

Para leer bajo un árbol I Parte:

Empapado de oraciones
Me sofoco en la habitación.
No habrá mañanas con sol
Si notaras la mentira.
Es que sentirse vivo es tan difícil.
Clara la luna baña la ciudad,
Y yo entre palabras que nunca se dijeron.

A muerto la tormenta
Y espero alerta la que viene.
Estar alerta me desplaza
Y eso es parte del todo.
Viajo en miradas,
Exhalo música
Escucho esas palomas del amanecer
Y pierdo la razón…

Podría callar pero
Ignoraría hacia donde voy…
Ojos tristes,
Sé que están tentados del sueño infinito
Y en un globo echo de humo
Pasear por la terraza.

La voz del viajero que no viaja,
Una guitarra sin cuerdas,
Dejarse caer en el asfalto,
Vivir el ayer
¡Un grito de locura entre el silencio!
Podría enmudecer
Pero ignoraría hacia donde voy
Y allí nadie podrá encontrarme…

Ruinas del recuerdo:

Voy a mirar adentro de tu alma,
A jugar con tu energía limpia de prejuicios.
Las fuerzas chocan, encendidas.
Como luces del abismo.
Impactan las fantasías de los que luchan
En tu cuerpo, que es mi camino.

Naturalmente se atraen
Mi olfato y tu pelo y tu cuello.
Ni siquiera habrá oxigeno
Que abunde en las mañanas,
Que viaje en la sangre
Del reciente renacido.
Que pueda devolver
La paz del caprichoso
Y reciente fallecido.

Ya no se trata de semillas
Donde se confiesan el bien y el mal,
Que llegan a un acuerdo
Para dar vida...

Es que las cartas que corresponden
Aun no llegan.
Pero te recuerdo así,
Toda y única.
Digo que te recuerdo
Por que estoy despierto.
Sino, de lo contrario
Diría que te eh olvidado…

Corazón de sol:

Viajo en tu voz hacia el sol. Por el universo me pierdo compacto en un sueño dominguero.
No me asusta el color de la oscuridad del tiempo. Dentro mío y fuera hay lo mismo. La tierra llorando me pide que vuelva. Mi pena desnuda, borra la marea celeste que muere en la costa de tu piel oceánica. Voy pensando en lo que hice mal. Busco mi lugar entre los planetas y el abismo. Las hojas del otoño crujen, tras pisadas de pies descalzos… ¡conozco el mundo! Eh visto tu sonrisa un millón de veces ¡Ya no me pidas que ria! Aun así soy feliz. Viajo al sol y ya me despedí de todos. ¡Soy libre! ¡Viajo a tu corazón! A cocerlo donde mas abierto está, y dejaremos de morir de una vez por todas…